Luego del constante ajetreo que mantenemos de manera particular y colectiva en a veces nuestro frenético día a día, siempre van a existir pequeños lapsos de tranquilidad que realmente disfruto, por ejemplo, cuando me veo sentado en frente de alguna ventana observando pasar gente tan distante, rodeada de luces multicolor que contrastan con el agonizante tono solar, que muere cada día para que la luna nazca nuevamente, en donde es interesante pensar un poco acerca de lo que hice, o haré al final de recorrido, es un momento de dejar de estar en esa guerra constante de información que nos bombardea día tras día, y poder observar la vida y el ajetreo como desde un balcón intocable por la realidad, sin embargo, algo que en mi opinión es particularmente llamativo, es lo que se transmite en dicho desorden, es inevitable sentir hasta un punto cierta duda en cuanto a lo que pasa allí, pues es mas que complicado conocer a ciencia cierta lo que sucede, todo pasa demasiado rápido como para tomar todos los detalles.
Cuando las masas ajetreadas se mueven, sabiéndonos todos como humanos, siempre va a existir un motivo para el desorden allí presente, pues cada uno se mueve por sus propias motivaciones, la mayoría por la representación tal vez simbólica de la riqueza personal y grupal que le dará, entre los otros humanos con el mismo fin, esa visión de felicidad que muchos quieren alcanzar, pues es este el que tiene la felicidad en materia, el arquetipo casi utópico para mas de la mitad de la población mundial, en donde algo netamente simbólico y sin ninguna atribución física natural real, se convierte en el máximo método adquisitivo en donde, meta físicamente hablando, es la representación máxima de valor en el juego que inventaron hace ya varios años atrás, y hablo de que no ha de poseer realmente características físicas ya que sin la existencia del juego, tampoco existiría su valor que al mismo tiempo devalúa todo lo naturalmente real y valioso y ademas de ello, necesario para la vida, que a su misma vez, es valorizado por lo inexistente e inexplicable.
A veces es descabellado pensar que algo inexistente y tangible al mismo tiempo, sin autonomía y sin tendencia particular tenga tanta influencia en lo que se tiene por desarrollo en la sociedad actual, como la gente corre y piensa y gira y trabaja por obtener algo de ingresos, que a su vez traerán, gracias al constante movimiento económico, la atención de quien los quiere, y como gracias a esta misma visión de las cosas inexistentes es que existen tantos métodos de influencia en los comportamientos masivos, como un símbolo sin trascendencia real que socialmente, en el espectro global de tendencias que no representan mas que una estadística, llevan a miles de personas a invertir en algo que puede que no necesitan, nunca quisieron, o simplemente que no pueden obtener en el juego, el hecho es mirar por la ventana, y observar ese comportamiento tan racionalmente inexplicable, tan ciego.
A veces nos enseñan a dudar de todo cuanto existe, y después nadie duda en obedecer la tendencia, en los años de desarrollo social que tuvimos, especialmente las sociedades latinas, siempre existió lucha y oposición en cuanto a la colonización, luego de años de procesos revolucionarios llegamos a ser lo que somos hoy, pero aún cabe preguntar, ¿en qué momento terminó la colonia europea?, incluso hoy en día después de tanto tiempo la colonización no solo fue física, sino ideológica, pero ¿por qué nadie lucha por la independencia?.
Vivimos en un mundo en donde la tendencia es la que prima en las decisiones, las preferencias sociales y políticas nos llevan siempre a creer en lo que tenemos como mejor, pero eso sigue siendo algo relativo, pues cada quien tiene su posición sobre "algo mejor", ahora ¿que es lo mejor?, el crecimiento económico del país y del sistema, ya explicado por muchos estudiosos como el progreso humano, y ya visto por muchos otros mas humanos como el decaimiento de la especie, no es mas que una prueba de los contrastes que existen en cuanto a las visiones de la sociedad, pero muchos no eligen, y tampoco tienen capacidad de elegir, pues ya están colonizados, arrancados de la forma mas cruel de sus libertades individuales y colectivas e influenciados por los ideales ya establecidos por una estrategia de marketing, ahora, en el momento de alejarnos de la ventana, mas no de la visión y del recuerdo de lo visto desde allí, es necesario recordar y diferenciar entre lo existente y lo que no, lo que importa y lo que no, y de luchar por una mente mas libre y limpia en esta guerra de colores e información que genera tanto frenesí, es el momento de terminar con la influencia e incursión extranjera en territorio propio, es buen momento para expulsar a la colonia, y pensar con la cabeza propia, de dudar y de comprobar con todo cuanto existe, en el momento de bajar del balcón.
